- Caminar sin tirar de la correa: Nos centraremos en que el perro no tire de la correa, evitando los incómodos y en ocasiones peligrosos tirones.
No necesitamos que vaya pegado a nuestra pierna si no que se adapte al largo de la correa volviendo a nuestro lado siempre que note tensión en ella, así pasara a ser una unión casi invisible entre el dueño y el perro.
- Quieto: Enseñaremos al perro a no moverse hasta que le indiquemos el final del ejercicio.