En estos casos, observaremos detenidamente las causas que originan la conducta y estableceremos unas pautas a seguir para corregirla, en esta etapa determinaremos que trabajo se debe iniciar con el perro para lograr los resultados deseados, utilizando técnicas que respeten al animal y su ritmo de recuperación. Dicho trabajo se realiza por sesiones, en presencia y con la colaboración de los propietarios del perro. La resolución de los casos requiere una participación firme y constante por parte del propietario, puesto que sin su trabajo no es posible cambiar los malos hábitos caninos, ya que la correcta aplicación de las pautas de recuperación, deben llevarse a cabo tanto en las clases guiadas por el profesional como fuera de ellas.

Hay que atender esas alteraciones de conducta, desde el primer momento que se observan de forma reincidente, cuando todavía se encuentran en el nivel más bajo de desarrollo.

El adiestramiento canino no es una ciencia exacta, requiere de trabajo, constancia y paciencia. Un perro no cambia por arte de magia. Algunos sólo requieren una o dos sesiones de trabajo para corregir conductas, otros más.